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PAREMOS ESTE ATROPELLO

El 26% de mi salario va a I.R.P.F., Pasivos y M.U.F.A.C.E. Además, a lo largo del año tendré que pagar más tasas e impuestos, como la recogida de basura, impuesto de bienes inmuebles, impuesto de vehículos, IVA en cada producto que compre, etc. Todo ello supone que cerca de un tercio de mi sueldo va a las arcas del Estado para contribuir al bien común: sanidad, educación, servicios sociales, pensiones, obras públicas,… Llevo 30 años ejerciendo mi profesión y contribuyendo, por consiguiente, a que mi país sea un Estado Social, Democrático y de Derecho. Precisamente en esto consiste la ciudadanía, al menos en parte, y en esto consiste mi deber, del que estoy plenamente convencido. Las personas que acceden a gobernarnos a través de las urnas, tienen el deber y la obligación de ser honestos, justos, transparentes, buenos profesionales,… que hagan del ejercicio de la política una saludable gestión al servicio de sus conciudadanos/as. Una gestión que, dependiendo de su ideología y por co

Salvemos la hospitalidad

El actual Gobierno, tomando como excusa la crisis que estamos padeciendo, está tomando medidas inhumanas e insolidarias, que están dilapidando el Estado del Bienestar. Entre las más graves: negar la asistencia sanitaria a los inmigrantes sin papeles o que la ayuda humanitaria y altruista a las personas inmigrantes sin papeles sea delito. Qué lejos están ideológicamente de Robert Shuman, el "Padre de Europa", cuando el 9 de mayo de 1950, con motivo de la constitución de la CECA, dijo en un memorable discurso repleto de apelaciones éticas: "La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan (-) Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho (-) Una de sus tareas esenciales (de Europa) es el desarrollo del continente Africano". Lamentablemente, este proyecto europeo, asentado en algo tan olvidado como l

Justicia social

Una enjoyada duquesa salió a altas horas de la noche de un elegante hotel donde había acudido a cenar y a asistir a un baile, "baile de caridad", a beneficio de los niños abandonados. Estaban a punto de subir al Rolls Royce cuando un andrajoso pilluelo se le acercó suplicante: "Por caridad, señora, deme seis peniques. Llevo dos días sin comer". La duquesa lo rechazó con un gesto y le dijo: "¡Desgraciado! ¿No te das cuenta de que he estado bailando para ti toda la noche?" (Anthony de Mello). El pasado martes, día 13 de noviembre, informaba a mis alumnos que me iba a poner en huelga principalmente para solidarizarme con los 5.000.000 millones de trabajadores/as que se encuentran en paro, por los/as miles de inmigrantes que viven una situación familiar desesperada y por los/as que siguen muriendo en las pateras, por la situación tan extrema en la que viven las familias de los barrios que sufren el mayor empobrecimiento y exclusión social repartidos por to

Custodios de esperanza

Me considero un ciudadano que llevo a cabo mis deberes y exijo los derechos basados en la carta magna de la declaración universal de los derechos humanos, mayoritariamente refrendados por las constituciones de los Estados que conforman el denominado Primer Mundo, tan enfermo de avaricia que, no sólo empobrece más y más a los países del hemisferio Sur, sino que está arrebatándoles los derechos sociales a los mismos países que se encuentran dentro de la Unión Europea. Como ciudadano que ejerzo mi derecho al voto, que milito en colectivos sociales desde que apenas tenía los 18 años, que me considero enamorado de mi profesión desde hace 30 años, que quiero y protejo a mis hijos y a mis mayores, que nunca he vivido por encima de mis posibilidades, me siento muy indignado, estafado por unos gobiernos que desprecian al pueblo y lo hunden en el desempleo y la miseria. Es por todo ello por lo que, si viviera en Madrid, me manifestaría en los alrededores del Congreso y gritaría que no nos

Defendamos el estado de bienestar

El pasado 3 de septiembre volvía a entrar por las puertas de mi Instituto. Me adentraba en un edificio con más de 40 años, testigo de cómo a partir de principios de los años 70 del pasado siglo y con la instauración de la democracia se multiplicó la oferta de la educación pública a pasos agigantados. Córdoba contaba en 1970 solamente con dos institutos, el IES Góngora y el IES Séneca. En 1971 y en 1972 se amplía la oferta en educación secundaria pública a dos más, el IES López Neyra y el IES Averroes, respectivamente. A finales de esta década se crean el IES Blas Infante y el IES Galileo Galilei. En la década de los 80 se aumentaría el número de plazas en secundaria con el IES Trassierra, el Alhakén II, el Gran Capitán y Fidiana. El IES Medina Azahara sería el primero de los que se fueron creando en la década 90. Después se construiría el IES Tablero, el IES Zoco, etcétera, sin olvidar al IES Maimónides y Fuensanta, antiguos centros que sólo disponían de Formación Profesional. Hemo

Castigo a lo que funciona

Las personas profesionales de la medicina y el profesorado de la educación pública, ocupan el primer y tercer lugar respectivamente en la satisfacción de la ciudadanía según el Barómetro de Confianza Institucional de Metroscopia. En la misma encuesta, el Parlamento, la banca y los partidos políticos ocupan los últimos lugares, suspendidos entre un 65 por ciento y un 80 por ciento por la población española. Por consiguiente, los menos valorados y responsables de la crisis económica son, al mismo tiempo, los que más castigan a los más valorados por el citado Barómetro. Esto se traduce en que sólo en la provincia de Córdoba el recorte en sanidad y educación supone 60 millones de euros, lo que afecta a más de 28.000 trabajadores/as, cifra que aumentará con los nuevos recortes. Como botón de muestra, lo ocurrido en el instituto público donde desarrollo mi actividad profesional: el pasado 29 de junio asistí al claustro final de curso, todo un baño de triste realidad. La directora nos inf

Selectividad

Durante estos días miles de estudiantes realizarán la prueba de selectividad para poder acceder a sus estudios universitarios. Tras un laborioso curso, quizás el más duro de todos los que afrontarán en la vida como estudiantes, se someterán a unas pruebas en las que la puntuación es fundamental para que la Universidad les abra las puertas a los estudios que el día de mañana les permitirán ejercer la profesión por la que han apostado. Una de esas personas que se sentarán en el ágora de la superación es Manuela, una chica que nació en una familia muy humilde. Se crió en un local abandonado de un barrio de Córdoba con muchas carencias sociales. Sus vacaciones consistían en pasar unos días con su hermano, acobijados por una chabola construida por su padre en los llanos de la abandonada Residencia Teniente Coronel Noreña, que muchas personas de Córdoba recordarán. Con el tiempo las inquietudes de superación de sus padres, unido al apoyo que encontraron en un colectivo social, le s