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25 de marzo

La jerarquía de la Iglesia católica andaluza, una vez más, ha manifestado su orientación al voto, que debe ir dirigido hacia un no al aborto y la eutanasia, hacia la defensa del matrimonio como unión estable de un varón y una mujer, hacia el cuestionamiento de la política social, criticando las subvenciones, siendo precisamente esta institución la que más dinero recibe de las arcas públicas. Sin ningún tipo de dudas están dirigiendo el voto hacia los partidos de ideología más conservadora. Los cristianos de base, entre los que me encuentro, hemos conformado una ideología enraizada en el Evangelio. Esto supone que, a la hora de votar, tenemos que hacer un análisis profundo de la realidad social. El conocimiento de la realidad nos lleva a ser conscientes de que vivimos en una sociedad basada en la desigualdad y la injusticia, que conducen a miles de familias a la exclusión social. En el caso de nuestra tierra existen más de dos millones de personas empobrecidas y alrededor de 500.0

QUE NO NOS DESVÍEN LA MIRADA

Les cuento a mis queridos alumnos/as que cada persona cuando nace participa en el juego de la vida con un boleto de tres números.  El primero corresponde a los padres que te tocan, el segundo al lugar de nacimiento y, el tercero, a su propia genética. Unos padres que amen y protejan a sus niños y niñas es el mejor seguro de vida para sus descendientes. ¿Cuántas criaturas no podrán ser acunados, abrazados, amamantados, besados,… por una madre o un padre? Muchos niños y niñas en este país crecen en centros de menores, sufriendo la irreparable frialdad que conlleva estar institucionalizado.  El boleto del nacimiento me hace preguntarme cuántos niños y niñas están muriendo en este mismo instante por haber nacido en lugares como el Cuerno de África, cuántos jóvenes valientes, decididos e inteligentes se ven obligados, por el empobrecimiento que padecen los países del llamado Tercer Mundo, a emprender el éxodo hacia el Norte. Muchos de ellos/as verán truncados sus sueños en el camino. Y, p

¿QUE NAVIDAD?

La abuela Lola, una mujer que tuvo que emigrar a Barcelona en los años sesenta a causa del empobrecimiento que padecía Andalucía, teme, después de tantos años de trabajo y sacrificio, que le apliquen la tasa de un euro por medicamento. Hace ya unos días que viene haciendo cuentas, ya que anda muy preocupada de que otro gasto, imprescindible para su salud, le recorte aún más su maltrecha economía. Mientras, desde la Generalitat, los políticos que aplican dicho canon tienen acceso a una sanidad tanto pública como privada, gracias a su acomodada situación. Los presidentes de los grandes bancos españoles, como por ejemplo BBVA o Santander, se benefician de millonarios sueldos y de unas aseguradas pensiones, con las que tendrían para mantener a varias de sus generaciones sin dar un palo al agua. Son los mismos individuos que, debido al impago de hipotecas y amparados por la ley, mandan al desahucio a miles de familias por no poder pagarlas debido a su desoladora situación económica. M

NI ES LO MISMO, NI DA LO MISMO

Según todas las encuestas, el Partido Popular tiene la llave para solucionar los problemas económicos de nuestro país. Sin embargo, al día siguiente de que el PP sacase mayoría absoluta el Ibex-35, el principal indicador de la Bolsa española  acumuló, en la primera semana desde que Rajoy era presidente electo, una caída del 6.6%, con todos sus valores en pérdidas. Si miramos un poquito más allá del horizonte inmediato veremos que ningún partido político tiene la varita mágica para superar esta crisis, que sobre todo están padeciendo los sectores más débiles de la sociedad. La puerta a la solución está en la política que lleve a cabo la comunidad internacional, una política que controle al mercado y que no se deje gobernar por él. Un ejemplo evidente lo tenemos en Grecia con la sustitución de Papandreu, emanado de las urnas, por Lukas Papademos, impuesto por los intereses del mercado. Papandreu  no ha sido el responsable de la grave situación económica que atraviesa el país heleno,

¿CUANTAS HORAS TRABAJA MARÍA?

Un martes cualquiera del curso escolar, María, profesora de instituto, llegará a su centro con la cartera cargada de libros, apuntes, cuaderno de calificaciones, agenda escolar... Lo primero que hará es pasar por la sala de profesores para recoger de su casillero alguna convocatoria o comunicación: reunión de departamento, claustro, consejo escolar, reunión de tutores, evaluaciones... Después, conforme vaya saludando a compañeros y alumnado se dirigirá a su aula para impartir la primera clase de la mañana. Al toque del timbre irán entrando los chavales de un tercero de la ESO , unos 25, algunos de los cuales presentan algunas dificultades ya sean de comportamiento o de aprendizaje, lo que tendrá que tener en cuenta a la hora de trabajar con ellos y evaluarlos. A la media hora de haber comenzado la clase detectará que los ojos de su alumna Laura andan algo enrojecidos. Mientras los demás hacen unas actividades, María se dirigirá a ella para preguntarle qué le pasa. Quedará con ella a

¿200, Sr. Rubalcaba?

Como las cuentas del Sr. Rubalcaba sean como las estimadas para contabilizar las últimas concentraciones de indignados de Madrid, según él unas 200 personas, debería de hacer un curso rápido de contabilidad, a no ser que con su ya sabida ironía, haya imaginado un nuevo número que represente una magnitud superior. No sería la primera vez que esto ocurriera ya que desde la antigüedad el número tres o el número siete significan la plenitud. Sr. Rubalcaba, los indignados pasivos o activos en Andalucía superan los dos millones de personas, los del Estado más de ocho millones, los de Europa como mínimo pueden rondar los 40 y los del mundo entero, al menos, 3.000 millones de personas. ¿Qué le parece? Como no dudo de su inteligencia, su cifra me hace pensar en un nuevo número simbólico para expresar que son muchos, muchísimos los indignados/as a causa de este sistema neoliberal que por unas causas u otras mata y mata y vuelve a matar a millones de inocentes. A modo de ejemplo, valgan

Pequeñas historias

La economía neoliberal está mostrando su cara más dura y despiadada dentro de las propias fronteras del llamado Primer Mundo. Hace décadas que los llamados, eufemísticamente, países en desarrollo la vienen sufriendo, sobre todo, en sus seres más inocentes y jóvenes. Nos lo pueden contar las miles de madres que pierden a sus hijos/as todos los días por falta de alimento, agua potable, medicinas o conflictos bélicos, los/as miles de chavalitos/as que se ven tirados en las calles de las ciudades de los países más empobrecidos por esa inhumana economía, sin unos mínimos de cariño y seguridad que les haga posible creer en la vida, los/as miles de jóvenes que hacen de Africa una travesía llena de obstáculos, en la que centenares encuentran la muerte, para conseguir llegar al norte del continente y cruzar las aguas hacia la supuesta tierra que mana leche y miel, los/as miles de niños/as y mujeres que se son prostituidos por las grandes redes mafiosas, que igual trafican con armas, que con d