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¿CUÁNDO SALDREMOS DEL HASTÍO?

Es fácil condenar socialmente a los políticos cuando se muestran incapaces de resolver la crisis económica y, más, si bajamos a nuestra realidad más cercana que nos presenta a 30.000 personas sin empleo, 13.000 padeciendo la lacra de la exclusión social y a 1.000 mujeres, de ellas el 90% inmigrantes, prostituyéndose como medio para buscarse la vida. Ante este panorama tenemos dos caminos: caer en el desánimo y compadecernos de lo mal que estamos, lo que nos lleva a la impotencia; o plantar cara como ciudadanos desde nuestra pequeña parcela de responsabilidad. Declaraciones como las que hizo ayer el presidente de la CECO de que le dan ganas de cerrar su empresa y llevársela a otro sitio, muy propio de la idiosincrasia cordobesa, sólo provocan una mayor desconfianza y recelo a esta ciudad. Una enfermedad se vence con un buen diagnóstico, seguido de un eficiente tratamiento.  Conocemos muy bien su diagnóstico pero no llegamos a tomar medidas para salir del estado crónico en

PARO Y ESCASAS SALIDAS

Antesdeayer apareció un informe elaborado por varios profesores de ETEA que revelaba el dato de que 27 de cada 100 personas están en paro en nuestra ciudad. Si a ello unimos los recortados presupuestos de las diferentes administraciones para este año 2010 la situación es bastante preocupante. Además, Córdoba padece una parálisis que podemos calificar de crónica por mucho que nos la quieran maquillar. Una ciudad que para que un proyecto se haga realidad pasan lustros. Una ciudad que para las pocas instalaciones que hace, acaba tirándolas o reformándolas al poco de estrenarlas, casos como el estadio de fútbol o el salón de exposiciones del parque joyero. Una ciudad que restaura edificios para el uso público y se hace eterna la espera para darles contenido, casos como la Posada del Potro, la Casa Góngora , el Museo Arqueológico,… o en el peor de los casos los vuelve a cerrar, como la reformada Pérgola o el kiosco de la música,… No hablemos de las interminables obras del aeropuerto

Son personas, como tu y como yo

A los regidores de los ayuntamientos que se niegan a empadronar a las personas extranjeras sin papeles les vendría muy bien escuchar el sermón de Fray Antón Montesino en 1511, recogido por Fray Bartolomé de las Casas, en el que se preguntaba: "¿Acaso no tienen categoría humana como nosotros? ¿Acaso no entienden? ¿Acaso no sienten? ¿No tienen derecho a los deberes de la justicia?" Estas preguntas se hacían hace cinco siglos mientras nuestros antepasados estaban allí repartiéndose sin escrúpulos sus tierras. Hoy, cuando ellos vienen aquí tan solo a sobrevivir, simplemente nos deberíamos de preguntar: ¿tendrán las aves rapaces o el lince ibérico en peligro de extinción más protección y acceso a los censos que nuestros congéneres? A raíz del anuncio del Ayuntamiento de Vic de no empadronar a las personas sin permiso de residencia, se ha abierto un debate sobre la presunta incoherencia entre un hecho (estar irregularmente en España) y un derecho (estar empadronado y lo que imp

FELIZ AÑO 2010.

Durante los primeros días de enero cada vez que nos encontramos con alguien conocido nos deseamos feliz año nuevo. Ayer recibí una carta de un chaval, que por cierto le tengo mucho cariño, al que la vida no le ha sonreído; con catorce años ya estaba enganchado a las drogas. Maldita adicción que machaca su vida, hace que tenga problemas con la justicia y termine en la cárcel. Desde su celda me ha escrito una carta que ha tardado dos días en redactarla. En ella me dice: “son las terceras navidades que me como aquí dentro y, las que me quedan. No estoy bien de salud y además mi familia esta hecha una mierda: mi hermano está preso en Lima, ya que lo cogieron con cocaína, y no sé nada de él; mi hermana la mayor está también enganchada y la pequeña la van a desahuciar de su vivienda porque no puede pagar la hipoteca. Con este panorama me tienen suspendidos los permisos de salida temporalmente. Por eso necesito a alguien que me tutele, necesito que me ayudes”. Las letras más grandes d

CUENTO DE NAVIDAD

Érase una vez Córdoba, ciudad patrimonio de la humanidad, con un gran hospital universitario y una de las mejores universidades públicas andaluzas y españolas. Una ciudad en que ninguna persona está ni se siente excluida. Todos sus barrios gozan de un urbanismo que no permite ningún tipo de segregaciones sociales. Ciudad laica y tolerante, donde las haya, en la que se oyen las campanas de las iglesias, la voz del almuédano llamando a la oración desde el alminar de la calleja de la Hoguera y los judíos celebrando el sabat en la judería. Ciudad crisol de artistas y emprendedores, en la que cada persona tiene tiempo y espacio para desarrollar sus inquietudes y talentos. Ciudad de mil tabernas y lugares de ocio, donde divertirse con las amistades; y de mil librerías, donde adquirir conocimiento y cultivar el alma. No en vano en Córdoba palabras como analfabetismo y fracaso escolar han caído en desuso. Ciudad  gobernada por personas que, al margen de su profesión, se

Aminetu haidar

Antonio Tejero, nuestro embajador cordobés en el aeropuerto de Lanzarote, al igual que lo han hecho decenas de actores y escritores como Willy Toledo, Pedro Almodóvar o José Saramago, se han solidarizado con una mujer que podríamos calificar como la "rosa humana del desierto", Aminetu Haidar. Una mujer cuya sensibilidad y dignidad la han llevado a rebelarse con otros tipos de violaciones, como la que ejerce el Estado pseudo-democrático marroquí, que condena al empobrecimiento social a su propio pueblo y viola el derecho del pueblo saharaui a sentirse nación y a tener su propia identidad. Marruecos ha reconocido que el motivo que llevó a sus autoridades a expulsarla, no es la primera vez que ocurre, fue debido a que voló al Sáhara Occidental identificándose como saharaui y no como marroquí. La expulsión de Haidar fue inmediata cuando ésta rellenó el formulario de entrada a Marruecos y escribió saharaui en el apartado dedicado a "nacionalidad". Su delito es sent

DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

Mañana, 10 de diciembre, haremos memoria de la declaración universal de los derechos humanos; que de cumplirse, los más de 6.000 millones de personas que habitan en el planeta gozarían de una verdadera ciudadanía. Es nuestra obligación recordar que decenas de niños en nuestra ciudad no tienen una familia que los críen y los quieran. Niños que pasan meses e incluso años en centros de menores a la espera de ser acogidos por personas dispuestas a ofrecerles un corazón y un hogar. ¿Cuántas abuelas y abuelos subsisten con pensiones que apenas le alcanzan para malvivir y, lo que es más triste, en extrema soledad? ¿Cuántas mujeres siguen viviendo el maltrato físico y psicológico en sus propias casas y familias? ¿Cuántas personas viven en extrema pobreza, padeciendo la lacra social de la exclusión? Y pasan los años, con crisis o sin crisis, y las asociaciones en defensa de los derechos humanos siempre nos recuerdan las mismas cifras. Sin embargo, mañana tiene un nombre propio: Am