¿A quién sirve la política?
Hace tiempo que vengo pensando en la pregunta que sirve de título al presente artículo. Sinceramente, como ciudadano que, de joven, viví el nacimiento de la democracia cargado de ilusiones y utopías, veo cómo en estos momentos el desarrollo de la política se encuentra en horas bajas: profesionalización de la misma, falta de ética y compromiso, partidos más pendientes de sus estructuras y aparatos que de los objetivos que impulsaron su creación. Incluso los sindicatos de clase actúan más como empresas de servicios que como medio a los fines para los que se fundaron. Esta situación ha llegado lamentablemente a las mismas oenegés. Aprovechando los momentos actuales, quisiera ofrecer mi particular manera de ver la actual situación: 1. La democracia no es igual a partidos políticos. Los partidos políticos son una parte importantísima de ella, ya que tienen en sus manos el poder legislativo y ejecutivo, pero no deberían ser los determinantes de la misma. Para ello, se hace necesario un