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Mostrando entradas de 2012

Justicia social

Una enjoyada duquesa salió a altas horas de la noche de un elegante hotel donde había acudido a cenar y a asistir a un baile, "baile de caridad", a beneficio de los niños abandonados. Estaban a punto de subir al Rolls Royce cuando un andrajoso pilluelo se le acercó suplicante: "Por caridad, señora, deme seis peniques. Llevo dos días sin comer". La duquesa lo rechazó con un gesto y le dijo: "¡Desgraciado! ¿No te das cuenta de que he estado bailando para ti toda la noche?" (Anthony de Mello). El pasado martes, día 13 de noviembre, informaba a mis alumnos que me iba a poner en huelga principalmente para solidarizarme con los 5.000.000 millones de trabajadores/as que se encuentran en paro, por los/as miles de inmigrantes que viven una situación familiar desesperada y por los/as que siguen muriendo en las pateras, por la situación tan extrema en la que viven las familias de los barrios que sufren el mayor empobrecimiento y exclusión social repartidos por to

Custodios de esperanza

Me considero un ciudadano que llevo a cabo mis deberes y exijo los derechos basados en la carta magna de la declaración universal de los derechos humanos, mayoritariamente refrendados por las constituciones de los Estados que conforman el denominado Primer Mundo, tan enfermo de avaricia que, no sólo empobrece más y más a los países del hemisferio Sur, sino que está arrebatándoles los derechos sociales a los mismos países que se encuentran dentro de la Unión Europea. Como ciudadano que ejerzo mi derecho al voto, que milito en colectivos sociales desde que apenas tenía los 18 años, que me considero enamorado de mi profesión desde hace 30 años, que quiero y protejo a mis hijos y a mis mayores, que nunca he vivido por encima de mis posibilidades, me siento muy indignado, estafado por unos gobiernos que desprecian al pueblo y lo hunden en el desempleo y la miseria. Es por todo ello por lo que, si viviera en Madrid, me manifestaría en los alrededores del Congreso y gritaría que no nos

Defendamos el estado de bienestar

El pasado 3 de septiembre volvía a entrar por las puertas de mi Instituto. Me adentraba en un edificio con más de 40 años, testigo de cómo a partir de principios de los años 70 del pasado siglo y con la instauración de la democracia se multiplicó la oferta de la educación pública a pasos agigantados. Córdoba contaba en 1970 solamente con dos institutos, el IES Góngora y el IES Séneca. En 1971 y en 1972 se amplía la oferta en educación secundaria pública a dos más, el IES López Neyra y el IES Averroes, respectivamente. A finales de esta década se crean el IES Blas Infante y el IES Galileo Galilei. En la década de los 80 se aumentaría el número de plazas en secundaria con el IES Trassierra, el Alhakén II, el Gran Capitán y Fidiana. El IES Medina Azahara sería el primero de los que se fueron creando en la década 90. Después se construiría el IES Tablero, el IES Zoco, etcétera, sin olvidar al IES Maimónides y Fuensanta, antiguos centros que sólo disponían de Formación Profesional. Hemo

Castigo a lo que funciona

Las personas profesionales de la medicina y el profesorado de la educación pública, ocupan el primer y tercer lugar respectivamente en la satisfacción de la ciudadanía según el Barómetro de Confianza Institucional de Metroscopia. En la misma encuesta, el Parlamento, la banca y los partidos políticos ocupan los últimos lugares, suspendidos entre un 65 por ciento y un 80 por ciento por la población española. Por consiguiente, los menos valorados y responsables de la crisis económica son, al mismo tiempo, los que más castigan a los más valorados por el citado Barómetro. Esto se traduce en que sólo en la provincia de Córdoba el recorte en sanidad y educación supone 60 millones de euros, lo que afecta a más de 28.000 trabajadores/as, cifra que aumentará con los nuevos recortes. Como botón de muestra, lo ocurrido en el instituto público donde desarrollo mi actividad profesional: el pasado 29 de junio asistí al claustro final de curso, todo un baño de triste realidad. La directora nos inf

Selectividad

Durante estos días miles de estudiantes realizarán la prueba de selectividad para poder acceder a sus estudios universitarios. Tras un laborioso curso, quizás el más duro de todos los que afrontarán en la vida como estudiantes, se someterán a unas pruebas en las que la puntuación es fundamental para que la Universidad les abra las puertas a los estudios que el día de mañana les permitirán ejercer la profesión por la que han apostado. Una de esas personas que se sentarán en el ágora de la superación es Manuela, una chica que nació en una familia muy humilde. Se crió en un local abandonado de un barrio de Córdoba con muchas carencias sociales. Sus vacaciones consistían en pasar unos días con su hermano, acobijados por una chabola construida por su padre en los llanos de la abandonada Residencia Teniente Coronel Noreña, que muchas personas de Córdoba recordarán. Con el tiempo las inquietudes de superación de sus padres, unido al apoyo que encontraron en un colectivo social, le s

También es persona

Las pupilas quedan perdidas en los inmensos ojos negros de Amadou cada vez que rememora la semana en la que un cayuco le llevó a Canarias. Siete días, con sus siete noches, en los que se entremezclaban miedos y esperanzas. Temía por su madre que dejó enferma y que le animó a marcharse para que un día, no muy lejano, le pudiese mandar la ayuda para comprar medicamentos y restablecer la salud. Piensa en lo que supondría el apoyo a sus hermanos para al menos poder acceder a los estudios básicos de su país. Recuerda el océano agitado que a la caída de la tarde se torna en un color oscuro amenazante para ese puñado de almas indefensas y mal protegidas por la frágil embarcación, en cuyo centro cobijaron a una joven mujer con su bebé de apenas unas semanas. Solamente se le iluminaban sus ojos cuando pensaba en tener un trabajo para poder sacar adelante a su familia y tener una vida digna. De Canarias lo trasladaron a Almería, en donde ingresó en un centro de menores, el mismo día en el que

También es persona

Las pupilas quedan perdidas en los inmensos ojos negros de Amadou cada vez que rememora la semana en la que un cayuco le llevó a Canarias. Siete días, con sus siete noches, en los que se entremezclaban miedos y esperanzas. Temía por su madre que dejó enferma y que le animó a marcharse para que un día, no muy lejano, le pudiese mandar la ayuda para comprar medicamentos y restablecer la salud. Piensa en lo que supondría el apoyo a sus hermanos para al menos poder acceder a los estudios básicos de su país. Recuerda el océano agitado que a la caída de la tarde se torna en un color oscuro amenazante para ese puñado de almas indefensas y mal protegidas por la frágil embarcación, en cuyo centro cobijaron a una joven mujer con su bebé de apenas unas semanas. Solamente se le iluminaban sus ojos cuando pensaba en tener un trabajo para poder sacar adelante a su familia y tener una vida digna. De Canarias lo trasladaron a Almería, en donde ingresó en un centro de menores, el mismo día en el que

Historias de hoy y de siempre

Con mucho mimo y cuidado Pepi acaba de asear a doña María Luisa, una octogenaria señora residente en una noble mansión, de la zona donde se concentran las mansiones nobles. Tras otorgarle los últimos retoques en el peinado, acompasados por varias ráfagas de perfume, suena el teléfono. Doña María Luisa observa con preocupación cómo dos lágrimas recorren las castigadas mejillas de Pepi. Al otro lado del teléfono le informan que su hijo acaba de ingresar en prisión por consumo y tráfico de drogas. Su vástago, un chavalito con recursos escasos, de un barrio sin recursos, crece en la impotencia de ver cómo su madre se va consumiendo por el sufrimiento que le produce no poder dar a sus hijos lo que siente su corazón. Tras colgar el teléfono, una fugaz mirada las hace cómplices del duro momento. Al mediodía, doña María Luisa almuerza con sus nietos, aún ataviados con los uniformes distinguidores del colegio privado que los forma e instruye, y con su nuera e hijo quien, a modo de rutina, c

25 de marzo

La jerarquía de la Iglesia católica andaluza, una vez más, ha manifestado su orientación al voto, que debe ir dirigido hacia un no al aborto y la eutanasia, hacia la defensa del matrimonio como unión estable de un varón y una mujer, hacia el cuestionamiento de la política social, criticando las subvenciones, siendo precisamente esta institución la que más dinero recibe de las arcas públicas. Sin ningún tipo de dudas están dirigiendo el voto hacia los partidos de ideología más conservadora. Los cristianos de base, entre los que me encuentro, hemos conformado una ideología enraizada en el Evangelio. Esto supone que, a la hora de votar, tenemos que hacer un análisis profundo de la realidad social. El conocimiento de la realidad nos lleva a ser conscientes de que vivimos en una sociedad basada en la desigualdad y la injusticia, que conducen a miles de familias a la exclusión social. En el caso de nuestra tierra existen más de dos millones de personas empobrecidas y alrededor de 500.0

QUE NO NOS DESVÍEN LA MIRADA

Les cuento a mis queridos alumnos/as que cada persona cuando nace participa en el juego de la vida con un boleto de tres números.  El primero corresponde a los padres que te tocan, el segundo al lugar de nacimiento y, el tercero, a su propia genética. Unos padres que amen y protejan a sus niños y niñas es el mejor seguro de vida para sus descendientes. ¿Cuántas criaturas no podrán ser acunados, abrazados, amamantados, besados,… por una madre o un padre? Muchos niños y niñas en este país crecen en centros de menores, sufriendo la irreparable frialdad que conlleva estar institucionalizado.  El boleto del nacimiento me hace preguntarme cuántos niños y niñas están muriendo en este mismo instante por haber nacido en lugares como el Cuerno de África, cuántos jóvenes valientes, decididos e inteligentes se ven obligados, por el empobrecimiento que padecen los países del llamado Tercer Mundo, a emprender el éxodo hacia el Norte. Muchos de ellos/as verán truncados sus sueños en el camino. Y, p

¿QUE NAVIDAD?

La abuela Lola, una mujer que tuvo que emigrar a Barcelona en los años sesenta a causa del empobrecimiento que padecía Andalucía, teme, después de tantos años de trabajo y sacrificio, que le apliquen la tasa de un euro por medicamento. Hace ya unos días que viene haciendo cuentas, ya que anda muy preocupada de que otro gasto, imprescindible para su salud, le recorte aún más su maltrecha economía. Mientras, desde la Generalitat, los políticos que aplican dicho canon tienen acceso a una sanidad tanto pública como privada, gracias a su acomodada situación. Los presidentes de los grandes bancos españoles, como por ejemplo BBVA o Santander, se benefician de millonarios sueldos y de unas aseguradas pensiones, con las que tendrían para mantener a varias de sus generaciones sin dar un palo al agua. Son los mismos individuos que, debido al impago de hipotecas y amparados por la ley, mandan al desahucio a miles de familias por no poder pagarlas debido a su desoladora situación económica. M