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Mostrando entradas de julio, 2011

Pequeñas historias

La economía neoliberal está mostrando su cara más dura y despiadada dentro de las propias fronteras del llamado Primer Mundo. Hace décadas que los llamados, eufemísticamente, países en desarrollo la vienen sufriendo, sobre todo, en sus seres más inocentes y jóvenes. Nos lo pueden contar las miles de madres que pierden a sus hijos/as todos los días por falta de alimento, agua potable, medicinas o conflictos bélicos, los/as miles de chavalitos/as que se ven tirados en las calles de las ciudades de los países más empobrecidos por esa inhumana economía, sin unos mínimos de cariño y seguridad que les haga posible creer en la vida, los/as miles de jóvenes que hacen de Africa una travesía llena de obstáculos, en la que centenares encuentran la muerte, para conseguir llegar al norte del continente y cruzar las aguas hacia la supuesta tierra que mana leche y miel, los/as miles de niños/as y mujeres que se son prostituidos por las grandes redes mafiosas, que igual trafican con armas, que con d

El sur volvió a indignarse

Sobre las 17.25 horas del 28 de junio se esperaba que el jurado proclamase a Córdoba, dentro y fuera de nuestras fronteras, ciudad de la cultura europea 2016. Sin embargo, una vez más el Sur volvió a ser ninguneado. Los poderosos centros políticos y económicos del país, con la complicidad de la parte del Gobierno de la nación que decide, se llevaron el gato al agua y contra todos los pronósticos ganó el que mejor padrino tenía; en este caso, Odón Elorza, quien planteó hace unos meses que de dicha designación dependía la paz en el País Vasco. De nada sirvió el magnífico proyecto cordobés desarrollado a lo largo de 10 años y cuya alma es el propio pueblo de Córdoba. De nada sirvió ser una de las ciudades más singulares de Europa por su legado histórico y artístico. De nada sirvió presentar la necesidad de obtener dicho beneficio por ser una ciudad castigada por el paro y el empobrecimiento social. No olvidemos que San Sebastián está precisamente en el polo opuesto, siendo la ciudad